01/02/2016 Por Fundación TTM

#ArtículoTTM: La Tartamudez y el Poder de la Sugestión

Hagamos un juego de asociación de palabras.

¿Cuál es la primera palabra que viene a tu cabeza cuando oyes la palabra “tartamudez” ?

Si eres periodista, muy probablemente pensarás en la palabra “incapacitante”. De hecho la frase “tartamudez incapacitante” está tan arraigada en los escritores que ha sido usada para describir a hombres y mujeres como Jose Biden, Emily Blunt, Tim Gunn y Ed Sheeran.

En publicaciones tan variadas como People, The Daillly Beast, NPR y Le Times es casi imposible encontrar un tartamudo exitoso que no haya sido descrito como teniendo una infancia echada a perder por una “tartamudez incapacitante”.

Este estigma se lo ha puesto el mundo exterior. Ellos apenas (si acaso) se describen a sí mismos con estos términos. ¿Por qué deberían hacerlo?. Sus historias no son lamentables. No son ejemplos de debilidad. De hecho, sus historias están llenas de fuerza, de firmeza y fortaleza. Son gente que se han enfrentado con dificultades y prevalecieron. No son incapacitados.

Si estamos de acuerdo con la idea de George Herbert Mead de “El YO en el Espejo”, es decir, que nuestra propia imagen viene en gran parte de cómo somos vistos por los demás, es entonces cuando el lenguaje que usamos para describir la tartamudez se hace muy importante.

Los estereotipos son insidiosos. Si alguien lee un articulo describiendo una “tartamudez incapacitante”, se le perdonaría que viera a alguien que tartamudea a través de esas lentes reduccionistas. Tal vez una persona joven que tartamudea lee la palabra “incapacitante” y se siente menos competente, menos capaz de aspirar a algo mejor, menos parte del mundo a su alrededor.

El estereotipo está ahí, y creas en él o no, te preocupa que tu comportamiento acabe probando que el estereotipo es cierto. Tu ansiedad sube. Tartamudeas más, entras más en pánico, luchas más contra él. Te conviertes en el estereotipo que deploras.

Este problema paradójico, conocido como “la amenaza del estereotipo” no solo lo padecen los tartamudos. Todo el mundo forma parte de algún grupo que tiene algún estereotipo. Por supuesto podemos tener fe en que el mundo a nuestro alrededor deje de clasificarnos en estereotipos cada vez más estrechos. Podemos tener fe en que seremos vistos como la masa diversa de individuos que somos. Pero hasta entonces, creo que vale la pena encontrar formas de reducir el impacto de las amenazas que nos rodean.

En su libro “Whistling Vivaldi”, Claude M. Steele presenta las ideas de masa crítica y de negarse a ver a la gente a través de las lentes de su estereotipo de identidad. Cuanta más gente veamos teniendo éxito y tartamudeando abiertamente, más se erosiona el estereotipo de incapacidad. Cuanto más le digamos a los niños que tartamudean que son capaces de grandes cosas, cuanto más esperemos de ellos… mayor será su habilidad para prosperar.

Tomando por ejemplo a hombres como Joe Bilden y Jack Welch (dos personas con tartamudez). Cada uno ha descrito a su madre como alguien que les decía que eran demasiado inteligentes, que pensaban demasiado rápido y que sus voces tartamudas no podían seguir ese ritmo. Qué diferentes se deben haber sentido cuando eran niños, cuando el “problema”  se veía de esa manera.

Así que volvamos otra vez al juego de asociación de palabras. ¿Qué pasa si conectas la palabra “tartamudez” con palabras como “fuerza”  y “capacidad”?.  ¿Como cambia eso la vida de una persona?

Fuente:

Katherine Preston, British-born writer and author of Out With It: How Stuttering Helped Me Find My Voice

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